martes, 28 de febrero de 2012

Avestruz

     "Para un mayor rendimiento, los trabajadores han de estar relajados y descansados. Cada vez son más los empresarios que opinan de esta manera, y por eso están empezando a habilitar zonas para el descanso y desconexión en las oficinas. Esto favorece que los empleados se sientan más a gusto en el trabajo y  un mejor clima laboral".

     ¿Tiene Vd., apreciado chupatintas estatutario, algo similar en su Juzgado? ¿quizás un espacio relajante con paredes  azul cielo, música chill-out, new age o jota aragonesa contemporanea? ¿puede que una sala con una mullida alfombra en la que en un enano podría pasarse una semana sin que nadie notara su presencia y colosales almohadones de colorines, donde retozar como un hipopótamo en un lodazal? 

     Pues si Vd. no disfruta de una de esas oficinas modernazas y californianas, nosotros le ofrecemos una solución sencilla y económica que posibilitará el desparrame de sus meninges durante unos minutos en su jornada laboral y gozar de un sueño polifásico de tres pares de narices.

     Les presentamos: ¡Avestruz!, del afamado estudio de diseño Kawamura-Ganjavian.






    AVESTRUZ ofrece un microambiente en el que tomar una siesta cálida y confortable a sus anchas. No es ni una almohada,  ni un cojín, ni una cama, ni un sofá, pero un poco de cada al mismo tiempo. Su cueva relajante, refugio interior y aislamiento de cabeza y manos (mente, sentidos y cuerpo) durante unos minutos, nos dejará tal que un perraco al que le quiten  las pulgas. ¡Y sin necesidad de abandonar nuestro escritorio! Se acabó eso de enclaustrarse en el archivador o dar una cabezada en el W.C. con el subterfugio de un apretón intestinal.
 
    
     Y no acaba ahí la  cosa, dada su portabilidad, nada impide que lo utilice cuando acuda a las barbacoas que organiza su cuñada.


    Pero... ¡hay más! Como oferta de bienvenida, al adquirir su avestruz le regalamos este práctico chisme con conexión USB que le permitirá  calentar el cafelito de media mañana o hacerse unos atractivos tirabuzones. 




   ¡No lo dude!,  hágase ya con un avestruz y no se arrepentirá. 


   Aunque, claro, siempre le queda la posibilidad de acudir a métodos más tradicionales:





miércoles, 22 de febrero de 2012

Cenutrios en Acción


 No sabemos cuantos de Vds. habrán recibido este correo, pero no podemos resistir la tentación de compartirlo:


Medidas legales contra los
 desahucios:

En cuanto una persona ve que no va a poder pagar su  casa, automáticamente le hace un contrato de alquiler a su mujer/suegra/hijo/hermano o a quién se pueda, por el valor de 1€, 5€ o 10€, con una duración "indefinida"/50 años, 100 años.  Cantidad únicamente simbólica. El contrato debe estar a nombre de alguien que no figure en la hipoteca. El contrato debe estar pasado por el registro de la  propiedad.

En el momento del embargo, la propiedad figura  en el registro a nombre del hipotecado, pero figura como una propiedad con inquilinos.

Resultado del embargo, la  "titularidad de la propiedad" cambia, a nombre del banco. El domicilio continúa teniendo inquilinos. Con esta maniobra, perderíamos la propiedad, continuaríamos debiendo la  hipoteca, pero, tendremos que pagar a nuestro nuevo "casero" por nuestro  expiso 10€ al mes y de por vida.

Ya que ellos, no dan soluciones, nosotros las buscamos. Aquí tenéis un gran arma cuando "legalmente" no pueda seguir usándose, buscaremos  más.

Medidas de guerra para un tiempo de  guerra. Abogados en Acción.



     Veamos si lo entendemos. Le hago un contrato de alquiler a mí abuela y le digo al Registrador de la Propiedad "oiga, que aquí le traigo esto para que lo apunte".  Pero resulta que los Registradores de la Propiedad no suelen anotar un contrato que esté suscrito en una servilleta de papel del bar de la esquina (y si tiene restos de un bocata de calamares, menos aún). Así que nos tocaría "pasar" previamente por el notario para elevarlo a escritura pública y nos da en la nariz que este buen señor (además de morirse de la risa) no accedería al cambalache. 

     ¿Y que pasa con los plazos que establece la LAU para prorrogar los contratos? ¿Y lo previsto para alquileres inferiores a los precios de mercado?  ¿y la comparecencia prevista en el Art 675.3 de la L.E.C.? ¿y si el leguleyo del Banco se pone farruco y nos endilga una querella por fraude o estafa? ¿y no dice algo el Código Civil sobre contratos rescindibles por fraude de Ley? ¿y la posible existencia en la hipoteca de una clausula que prohiba el alquiler sin la autorización del banco? ¿y desde cuando hay embargos en los procedimientos hipotecarios?  ¿y esto no permitirá que el banco se pueda adjudicar en subasta  la vivienda por el 50% en vez de por el 60% del valor de tasación? ¿y sí no tenemos abuela? ¿y sí no me fío un pelo de mí suegra por sí es ella la que me echa a la rue?

     Unos genios estos chicos de Abogados en Acción.

     ¡Pero sí lo mejor en estos casos es meter a la abuela en la cama y decir que ha pillado el tifus!

domingo, 19 de febrero de 2012

Etta James R.I.P.


     Es de suponer que, salvo que haya pasado Vd. las últimas semanas en  Marte o en un monasterio Trapense, estará al tanto del fallecimiento de Whitney Houston.  Si, esa señora  que nos ha torturado durante años con  I will always love youuuuuuuuuuuuuuu, tonadilla esta que se sospecha era utilizada en la prisión de Abu Grahib para someter al tercer grado a los presos.

     Lo que quizás no sepa es que el pasado 20 de enero subió al Olympo del Blues (y al del Soul, y al del Gospel, y al del R&B, y al del Jazz...) la cantante Etta James.

      Y si Vd., querido amigo, es de los que se encuentran horrorizados ante la afición de su retoño adolescente por Justin Bieber, Lady Gaga o petardos de similar calibre, puede probar a mostrarle  estos vídeos y así se va enterando el zangolotino de lo que vale un peine.














miércoles, 1 de febrero de 2012

El desprecio político al funcionariado.

 El desprecio político al funcionariado. Contra la bajada salarial y el incremento de jornada en la función pública.
FRANCISCO J. BASTIDA CATEDRÁTICO DE DERECHO CONSTITUCIONAL.
Publicado en lne.es. La Nueva España  



     Con el funcionariado está sucediendo lo mismo que con la crisis económica. Las víctimas son presentadas como culpables y los auténticos culpables se valen de su poder para desviar responsabilidades, metiéndoles mano al bolsillo y al horario laboral de quienes inútilmente proclaman su inocencia. Aquí, con el agravante de que al ser unas víctimas selectivas, personas que trabajan para la Administración pública, el resto de la sociedad también las pone en el punto de mira, como parte de la deuda que se le ha venido encima y no como una parte más de quienes sufren la crisis. La bajada salarial y el incremento de jornada de los funcionarios se aplaude de manera inmisericorde, con la satisfecha sonrisa de los gobernantes por ver ratificada su decisión.

     Detrás de todo ello hay una ignorancia supina del origen del funcionariado. Se envidia de su status -y por eso se critica- la estabilidad que ofrece en el empleo, lo cual en tiempos de paro y de precariedad laboral es comprensible; pero esta permanencia tiene su razón de ser en la garantía de independencia de la Administración respecto de quien gobierne en cada momento; una garantía que es clave en el Estado de derecho. En coherencia, se establece constitucionalmente la igualdad de acceso a la función pública, conforme al mérito y a la capacidad de los concursantes. La expresión de ganar una plaza «en propiedad» responde a la idea de que al funcionario no se le puede «expropiar» o privar de su empleo público, sino en los casos legalmente previstos y nunca por capricho del político de turno. Cierto que no pocos funcionarios consideran esa «propiedad» en términos patrimoniales y no funcionales y se apoyan en ella para un escaso rendimiento laboral, a veces con el beneplácito sindical; pero esto es corregible mediante la inspección, sin tener que alterar aquella garantía del Estado de derecho.



     Los que más contribuyen al desprecio de la profesionalidad del funcionariado son los políticos cuando acceden al poder. Están tan acostumbrados a medrar en el partido a base de lealtades y sumisiones personales, que cuando llegan a gobernar no se fían de los funcionarios que se encuentran. Con frecuencia los ven como un obstáculo a sus decisiones, como burócratas que ponen objeciones y controles legales a quienes piensan que no deberían tener límites por ser representantes de la soberanía popular. En caso de conflicto, la lealtad del funcionario a la ley y a su función pública llega a interpretarse por el gobernante como una deslealtad personal hacia él e incluso como una oculta estrategia al servicio de la oposición. Para evitar tal escollo han surgido, cada vez en mayor número, los cargos de confianza al margen de la Administración y de sus tablas salariales; también se ha provocado una hipertrofia de cargos de libre designación entre funcionarios, lo que ha suscitado entre éstos un interés en alinearse políticamente para acceder a puestos relevantes, que luego tendrán como premio una consolidación del complemento salarial de alto cargo. El deseo de crear un funcionariado afín ha conducido a la intromisión directa o indirecta de los gobernantes en procesos de selección de funcionarios, influyendo en la convocatoria de plazas, la definición de sus perfiles y temarios e incluso en la composición de los tribunales. Este modo clientelar de entender la Administración, en sí mismo una corrupción, tiene mucho que ver con la corrupción económico-política conocida y con el fallo en los controles para atajarla.

     Estos gobernantes de todos los colores políticos, pero sobre todo los que se tildan de liberales, son los que, tras la perversión causada por ellos mismos en la función pública, arremeten contra la tropa funcionarial, sea personal sanitario, docente o puramente administrativo. Si la crisis es general, no es comprensible que se rebaje el sueldo sólo a los funcionarios y, si lo que se quiere es gravar a los que tienen un empleo, debería ser una medida general para todos los que perciben rentas por el trabajo sean de fuente pública o privada. Con todo, lo más sangrante no es el recorte económico en el salario del funcionario, sino el insulto personal a su dignidad. Pretender que trabaje media hora más al día no resuelve ningún problema básico ni ahorra puestos de trabajo, pero sirve para señalarle como persona poco productiva. Reducir los llamados «moscosos» o días de libre disposición -que nacieron en parte como un complemento salarial en especie ante la pérdida de poder adquisitivo- no alivia en nada a la Administración, ya que jamás se ha contratado a una persona para sustituir a quien disfruta de esos días, pues se reparte el trabajo entre los compañeros. La medida sólo sirve para crispar y desmotivar a un personal que, además de ver cómo se le rebaja su sueldo, tiene que soportar que los gobernantes lo estigmaticen como una carga para salir de la crisis. Pura demagogia para dividir a los paganos. En contraste, los políticos en el poder no renuncian a sus asesores ni a ninguno de sus generosos y múltiples emolumentos y prebendas, que en la mayoría de los casos jamás tendrían ni en la Administración ni en la empresa privada si sólo se valorasen su mérito y capacidad. Y lo grave es que no hay propósito de enmienda. No se engañen, la crisis no ha corregido los malos hábitos; todo lo más, los ha frenado por falta de financiación o, simplemente, ha forzado a practicarlos de manera más discreta




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