martes, 27 de enero de 2009

REUNIÓN EN LA CUMBRE

Tras reunirse durante seis intensas horas los representantes de las Asociaciones de Jueces y Magistrados con D. Mariano, parece ser que no se ha llegado a un acuerdo satisfactorio, por lo que aquéllas mantienen el calendario huelguero y de movilizaciones anunciadas.

No obstante, parece ser que se han producido dos hechos relevantes. En primer lugar el sector juecero ha retirado sus reivindicaciones retributivas, suponemos que un intento de mejorar su maltrecha imagen pública. Por otra parte D. Mariano, siguiendo la moda impuesta esta temporada por su mentor ZP, se ha sacado del zurrón 20 millones de euracos más para "informatización y planta judicial" Esto da para adquirir un buen montón de botijos, sin duda. Aunque se quedan cortos en comparación con los 30 millocenjos que se van a gastar en cartelones publicitarios que, obligatoriamente, tienen que presidir las obras que los ayuntamientos realicen a cargo del fondo aportado por el Gobierno.

Y ahora, hablemos de cosas importantes. ¡Pedazo de mesa que tienen en el Ministerio! ¡La de expedientes que se podrían apilar en ella! Por otro lado, viendo las fotos de la reunión no nos salen las cuentas. Veamos. los señores de las cuatro Asociaciones Jueceras, supongamos que acompañados cada uno de un adjunto, eso hacen ocho; por el sector Marianista tenemos a D. Mariano, Secretario de Estado, pongamos que un subsecretario, un director general de la cosa, la jefaza de gabinete... otros cinco. Total trece. Entonces... ¿Quién narices es todo ese montón de gente?

Otra cuestión que nos ha llamado la atención son las bandejitas que hay sobre la mesa con lo que parecen ser pastas o galletitas. Desde aquí emplazamos a los representantes sindicales que asistieron a las reuniones durante la pasada huelga funcionera, para que nos aclaren si a ellos también les obsequiaron con algún tentempié similar (aunque fuera unos platitos con cacahuetes).

Cambiando de tema, en esta redacción hemos seguido con mucho interés el spot publicitario de ZP en la Primera de TVE. Vaya muermo. Cada día que pasa nos recuerda más (él y toda su panda) a los viejos charlatanes de feria vendiendo crecepelo o los Medicine Show del antiguo Oeste Americano y sus tónicos milagrosos. Nosotros sí tenemos una pregunta para él: ¿Pero de qué narices se ríe?

Otra cosa más. Recordarán que el pasado 30 de diciembre nos vendieron la moto de la entrada en funcionamiento de ciento-no- sé-cuántos juzgados nuevos. Pues bien, ¿quieren ver lo bien que funciona uno de ellos?, en concreto un Contencioso Administrativo en Ceuta, pues pinchen aquí y vean un esclarecedor vídeo. ¿En cuantos de ellos sucederá algo similar?

Por cierto, si desde el 30 de diciembre le han entrado al Juzgado 15 demandas.... ¡menudo chollo! Uno de nuestros redactores, caballa de nacimiento, se está pensando seriamente, ¡pero ya!, volver a sus raices.

jueves, 22 de enero de 2009

LA HIJA PRÓDIGA: CAPÍTULO II



RESUMEN DE LO PUBLICADO: El funcionario-detective Galíndez visita a un leguleyo de postín en su despacho y recibe el encargo de descubrir que chupatintas judicial está apartando a su hija Elvira, supuesto ratón de biblioteca y eminencia en Derecho Comparado, de la recta senda del estudio. (Ver capítulo anterior)



Veinte minutos más tarde estaba de vuelta en el Juzgado y durante un buen rato me dediqué a las apasionantes tareas propias de mi condición funcionarial; apilar expedientes; atender llamadas telefónicas de un par de pelmazos; torear a plúmbeos procuradores; recoger la denuncia de un individuo esmirriado y hediondo, empeñado en empapelar a su ex-mujer por devolverle al nene un minuto y 25 segundos más tarde de lo convenido; explicarle a un fulano extranjero que preguntaba por el Doctor Cirilo que los leguleyos son como las golondrinas, que revolotean por las dependencias judiciales pero sin posarse en ninguna de ellas; apilar más expedientes...


Finalmente pude relajarme y me dispuse a echarle un vistazo a la foto que me había proporcionado el furibundo progenitor. Era una fotografía en blanco y negro de una rubia de pechos puntiagudos que miraba desmayadamente al objetivo con los ojillos entrecerrados (de forma similar a cuando mordemos un limón) y algo que pretendía ser una sonrisa Me recordaba a una vieja pariente de mi padre que, siendo yo un niño, se dejaba caer alguna que otra tarde de domingo por casa a tomarse un té con pastas... ¿cómo se llamaba?... ¡eso!, la tía Aurelia, con sus gafas de culo de vaso, olor a naftalina y enormes pies embutidos en zapatos de hombre. En suma, una auténtica birria. La rubia de la foto, quiero decir. Bueno, y la difunta tía Aurelia también.
Me levanté del asiento y le pegué un buen trago al botijo.
—Voy al Decanato a resolver un asunto —le dije al perchero, mientras encendía un cigarrillo con la yesca y el pedernal.


En un edificio funcionarial la información fluye por muy diversos canales, pero inevitablemente todos ellos pasan por un mismo punto: el mostrador de entrada. Y allí encaminé mis pasos. Los miembros de la benemérita se encontraban en ese momento ocupados con un fulano que, estando citado para un juicio, pretendía acceder al edificio portando una roñosa bombona de butano que manifestaba haberse encontrado en un contenedor. El justiciable gritaba como un energúmeno que no pensaba dejarla en la calle para que se la quitaran o se armara un follón, tal y como ocurrió días atrás a cuenta de una cacerola


Visto que tampoco andaba por allí el conductor, otra valiosísima fuente de chascarrillos y cotilleos, dediqué toda mi atención al vigilante De Vito: dos metros de músculo embutidos en un uniforme azul y unas manazas del tamaño de raquetas de tenis con las que una ocasión estuvo apunto de arrancarme la cabeza; (Vease el "Expediente Eterno", también en esta editorial) ocupadas en este instante en la delicada tarea de sostener un donut relleno de crema del tamaño de un plato sopero y una bolsa de cortezas de cerdo.
—Oye, De Vito —le dije procurando adoptar un tonillo confidencial, al tiempo que le mostraba la fotografía —¿no habrás visto a esta chica merodeando por aquí durante las últimas semanas?
El tío se tomó su tiempo. Dejó el ciclópeo donut sobre la superficie del mostrador y, tras chuparse parsimoniosamente cada uno de los dedos, cogió la instantánea y la observó con interés durante unos instantes.
—¿Quien es esta tía?... ¿tu abuela? —me respondió muy serio.
—¿eso significa que no?
—Afirmativo.
Le dejé que siguiera ejercitando las mandíbulas. En unos minutos hasta un autista estaría al tanto de que buscaba a una rubia.

Las once. Una riada de funcionarios inunda las escaleras y ascensores como un caudaloso río buscando el mar y, sin embargo, la mayoría no abandona el chaparro edificio. Continúan bajando hacía las catacumbas del templo judiciero. Necesitaba urgentemente tomarme un cafetazo con porras así que me uní a uno de los heterogéneos grupos comentando lo jodido de la meteorología, la última ocurrencia del Gobierno, el aumento de la litigiosidad o las dudas razonables sobre la existencia de Dios. Dejando atrás el corredor back stage de las salas de vistas, accedimos al estrecho pasillo donde se ubican los archivos, entrando en uno de ellos. Naturalmente allí no quedaba ni rastro de lo que supuestamente debe contener un sitio como aquel; el garito estaba adornado como un pub con una pequeña barra ocupando un lateral, luces en penumbra y mesas diseminadas. Todo allí era suave y sofisticado; las luces, el tintineo del hielo en los vasos de orujo, el chapoteo de los churros en las tazas, la moqueta burdeos, el murmullo de las conversaciones, la música de José Luis Perales en los altavoces...




Tras agenciarme las viandas me senté en una mesa ocupada por un grupo de veteranos funcionarios curtidos en todo tipo de truculencias procesales. Allí estaban Troya y la Tren, integrantes de la banda de las aduancieras que controlaba el negocio de los recursos clandestinos, simpáticas y de risa fácil pero ¡ojo! con meterse en su terreno. A la más mínima sospecha te grapan las orejas al cráneo. Frente a mí, el tramitador Pericles comía un plato de macarrones con torreznos y una servilleta de cuadritos azules sobre la camisa. Tenía en nómina a todo un batallón de ciudadanos adictos a interponer denuncias de forma compulsiva o dar la tabarra en general, un trastorno de la conducta ampliamente conocido por los Juzgados de Instrucción pero no suficientemente estudiado por la psiquiatría moderna. Así que obtenía pingües beneficios extorsionando a los distintos órganos judiciales; ¿que no pasaban por el aro? pues aparecían en fila india todos aquellos yonquis procesales y te colapsaban el Juzgado durante un mes. A su derecha se sentaba la Gestora Merceditas luciendo un collarín al cuello, se decía que fruto de una bronca con otra gestora por un turbio asunto de tráfico de demandas, y tras ella sin quitarle la vista de encima estaba Augusto, su guardaespaldas particular. Numancia y Ocaso, jefas en la sombra de todo el tinglado, elegantes, cosmopolitas y de agradables modales, mantenían una civilizada controversia en aquel momento.

—... sí, ya sabes querida, me refiero a ese abogaducho chaparro y cabezón. ¡Tuvo la insolencia de llamarme la atención! —decía la segunda entre sorbo y sorbo de su té con limón.
—¿Y cual es el problema? Sabes que soy partidaria de responder a la mala educación mostrando indiferencia o una aristocrática sonrisa... ¿a quien le encargamos que le rompa las piernas con una tranca de béisbol? —dijo Numancia empleando mismo tono que podría utilizar para comentar las últimas tendencias en moda.
—A mí eso de la tranca me suena sumamente ordinario ¿no sería más adecuado darle un sutil toque de atención? ¿qué tal hacerle tragar su último escrito? Copias para las partes y soportes audiovisuales anexos incluidos, por supuesto.

Todos los presentes parecieron percatarse en aquel momento de mí presencia, salvo Pericles que siguió engullendo sus macarrones sin levantar la vista del plato.
—¡Queriiiido Galíndez!, es todo un placer verle... ¿ha encontrado ya a su abuela? Se lo digo porque hemos oído comentar que está intentando localizarla y va exhibiendo por ahí su fotografía. —exclamó Numancia alegremente — y no se ofenda, pero nos han dicho que se trata de una rubia bastante vulgar. Es Vd. un chico muy malote... ¿no pensaba enseñársela a sus queridos colegas?

Mi relación con ambas suele ser bastante cordial, incluso en el plano profesional. De hecho he realizado algunos trabajitos para ellas; el último consistió en identificar a la fumadora clandestina que dejaba el servicio de funcionarias lleno de ceniza y que, a juzgar por la inspección ocular del retrete de autos, debía sufrir además algún tipo de afección crónica del vientre. No se exactamente lo que le hicieron a la nicotinómana, pero me consta que desde entonces esta realiza sus excreciones en una bacinilla de porcelana que guarda en el cajón inferior de su escritorio. No obstante, soy muy consciente de con quién estoy tratando y no olvido en ningún momento que dentro de aquellos bolsos de Carolina Herrera o Louis Vuitton (auténticos, of course), además de la polvera llevan un pistolón capaz de atravesar de parte a parte cinco tomos de un sumario puestos uno detrás de otro. Interpreté sus palabras finales como una orden. Delicada y sutil, pero orden al fin y al cabo.



CONTINUARA...

martes, 20 de enero de 2009

COTILLEOS TECNOLÓGICOS (II)


Nos comentan diversos procuratas que ya cuentan con las tarjetas que les permitirá acceder al sistema de notificaciones electrónicas, lo que hace suponer que no tardará mucho en ponerse en marcha el famoso LEXNET y otras maravillas tecnológicas que nos hará a todos inmensamente felices. Pero ¡ay!, luego está la dura realidad y, como para muestra vale un botón, ahí tenemos lo que ocurre en uno de los juzgados mixtos de los de esta capital.

Resulta que la semana pasada se escogorció la placa base de uno de los ordenadores. ¿o quizás era que le patinaba el embrague? en fin, da lo mismo; lo que queremos decir es que el veterano trasto decidió por su cuenta tomarse un reposo. Hasta aquí todo normal. Lo que ya no es tan normal que casi una semana después siga en la UCI, sobre todo porque ¡pásmense! no hay ninguna máquina en reserva para tales contingencias. Y no estamos hablando de un Juzgado aislado en medio de la nada. ¡Quia!, hablamos de una sede judicial con 8 Juzgados, Ficalia, Decanato, Clínica Forense, Registro Civil... ¿Cuantos ordenadores en total? Un montón.

Y claro, a la oficiala que lo utilizaba le sale el trabajo por las orejas, así que ahí la tenemos... vagando como un alma en pena por el Juzgado. ¿Que te vas un minuto a mear? Pues a la vuelta ya la tienes enganchada como una lapa en tu silla tecleando compulsivamente: ¿Te giras un segundo para echar un trago del botijo o rascarte el occipucio?... ¡cáspita!, te la encuentras encadenada al monitor como una manifestante antinuclear.

Para rematar la faena la impresora de la sección penal decidió también morirse de repente. Bueno, quizás no tan de repente. Ciertamente llevaba unos horas oliendo de forma similar a cuando te olvidas una rebanada de pan en el tostador. Así que llevan tres días utilizando exclusivamente la de la sección civil (por supuesto tampoco existe ninguna impresora de reserva) y que, casualmente, es más lenta que el caballo del malo.

Naturalmente esto está creando fricciones entre los funcionarios, que se lanzan ansiosos y dando codazos sobre la impresora de marras buscando sus documentos. ¡Y es una pena! porque este juzgado era famoso en el orbe judiciero por el buen rollito entre sus miembros (además de la habilidad de uno de ellos en apilar expedientes a su alrededor como si de un inmenso tetris se tratara). De hecho nos encontramos seriamente preocupados por la integridad física de un auxiliar que, en vez de elaborar el correo a mano como Dios manda, se le ocurrió hace tiempo la extravagante idea de mecanizar todo el proceso postal. Así que ahí lo tenemos ocupando la bandeja manual de la única impresora con ingentes cantidades de acuses de recibo, sobres y etiquetas. Como no se solucione pronto el asunto, cualquier día seguro que "se nos cae" por las escaleras.

lunes, 12 de enero de 2009

¿Jueces antisistema?


A lo largo de nuestras vidas hemos visto como verdades que parecían inmutables o ideas preconcebidas se deshacían como azucarillos en una taza de café. La caída del muro de Berlín, el limbo, millones de chinos montados en bicicletas, la crisis de las ideologías o la ministra de Fomento Magdalena Álvarez consiguiendo hilvanar dos frases seguidas con cierta coherencia, son buenos ejemplos de ello.

Pues mire usted por donde D. Álvaro Cuesta, Secretario de Libertades Públicas del PSOE, ha derrumbado otra de esas ideas arraigadas profundamente en nuestro subconsciente. Hasta ahora, cuando uno pensaba en abstracto sobre los jueces, lo asociaba irremediablemente con lo que podríamos denominar gente de orden, incluso con cierto tufillo a conservadurismo. Pues bien, el citado fulano acaba de descubrir al mundo que los jueces en realidad son una panda de hooligans. Así en unas declaraciones tacha de antisistema a quienes "promueven la huelga de jueces"

¡Díos mío!, se nos abren las carnes solo de pensar en el espectáculo de unos cientos de jueces tirándole adoquines, o mejor aún, tomazos de jurisprudencia y códigos obsoletos a la Policía. ¿Veremos aparecer a algunos de ellos por los juzgados luciendo rastas? ¿Quizás tocando la flauta dulce en sus despachos con un chucho pulguiento a los pies? ¿matando el tiempo en los recesos haciendo malabares?...

Y sobre todo ¿de dónde han sacado al tal Álvaro? Menudo genio. ¿o será que en el Gobierno empiezan a ponerse un poco nerviosillos con todo este asunto? Puestos a pensar en antisistemas nos quedamos con D. Mariano y D. Cándido y su doctrina testicular de la aplicación de la Ley: Esta se aplica "cuando toca la jugada", osea, cuando a uno le sale de los coñones.

lunes, 5 de enero de 2009

MAMPORROS JUDICIALES (III): Pepiño entra en Acción

Recordarán nuestros amables lectores el profundo análisis que sobre el conflicto bélico que enfrenta a la potencia gubernamental Gobierno-Psoe con el Imperio Togado, nos ofreció el Cabo Peláez en nuestro anterior número del día 29. Pues bien, hemos de quitarnos el sombrero ante la clarividencia de nuestro experto.

Así nos anunciaba un inminente desfile populista de la División Mediática e incluso pronosticaba que, a falta de cabra, podría estar encabezada por D. José Blanco y también de la frustración del Gobierno-Psoe por no haber propuesto como candidatos al CGPJ a unos cuantos robots convenientemente programados, o mejor aun, descerebrados. Pues bien, hace unos días aparecieron una jugosas declaraciones del ínclito “Pepiño” a Europa Press, donde dispara unos cuantos morterazos


El Sr. Blanco apostado frente al edificio del CGPJ, a la caza del Vocal díscolo.


Así, dice: “Si hubiera sabido que algunos miembros del CGPJ, que han sido elegidos por el Parlamento, iban a tener el comportamiento que tuvieron, me habría replanteado mi voto” y “los vocales del Consejo actuan guiados exclusivamente por corporativismo, una conducta siempre rechazable y nociva, más en este caso porque cuando son los jueces los que la practican se resiente todo el Estado. Por eso, el Gobierno trabaja para tener lista la reforma urgente del régimen disciplinario de los jueces.” Para luego amenazar veladamente al Presidente del CGPJ si osa alegar algún impedimento legal (“subterfugios”, le llama) para no hablar sobre el caso “Mari Luz” en su próxima comparecencia ante el Parlamento.


¡Jo!, que tío, el cabo Peláez, lo ha clavado.

En fin, la criatura Vicesecretaria General se retrata el solito. Curioso concepto el que tiene de la independencia judicial. Los vocales ayer propuestos por su grupo y bendecidos por los dioses con toda clase de virtudes, se convierten hoy en unos canallas corporativistas por no bailar al son de su flauta.

Nos decía nuestro experto militar que a Montesquieu hace tiempo que le dieron matarile, pero en el caso del Sr. Blanco nos inclinamos a pensar que lo que ocurre es que no tiene ni zorra idea de quien era ese caballero.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...