Somos conscientes de que la legendaria capacidad de los servidores públicos para absorber, ya sea por vía bucal o intravenosa, asombrosas cantidades de café (quizás en igualdad de condiciones con la supuesta habilidad para desmaterializarse antes de la hora oficial de salida), es argumento para cientos de chistes y críticas, fruto todo ello de la ignorancia sobre la realidad funcionarial, pero es nuestra intención demostrar la vital importancia que para un correcto funcionamiento de la Justicia tiene la ingesta cafeteril.
Numerosos y eruditos estudios independientes han ponderado los beneficios que aporta al servicio público la tradición que nos ocupa, pero para que produzca sus salutíferos efectos es imprescindible que se ciña al estricto protocolo y pomposidad que el devenir de los siglos ha ido forjando. Solemnidad que, por cierto, deja a la ceremonia del té japonés a la altura de un banquete vikingo.
En primer lugar el ceremonial exige salir en grupo y, por supuesto, al exterior de las dependencias judiciales. No hay mayor herejía que practicar la comunión cafeteril de pie frente a un diabólico armatoste mecánico y utilizando un vaso de plástico, material propicio para la manufactura de orinales pero no para la elaboración de recipientes dignos de contener el oscuro néctar. En caso de urgencia, la doctrina sin embargo, admite el uso de un botijo o porrón.
Por lo que se refiere a la naturaleza del grupo, es aconsejable la mezcla de géneros, así se amplían los temas a abordar durante la tertulia que acompaña a las libaciones. Está comprobado que si todos los cofrades pertenecen al mismo sexo, se acaba inevitablemente hablando de tallas de fajas o de las experiencias en el proctólogo, asuntos poco enriquecedores y que influyen negativamente en el rendimiento laboral de los sujetos funcionariales. Es aconsejable además que los participantes, a modo de terapia grupal o catarsis colectiva, despellejen sin piedad a otros compañeros ausentes. Siempre será preferible desahogarse con gente de confianza, criticando la burrez de alguno o su innata inclinación a sobarse las gónadas durante toda la jornada, que acabar tirándole una impresora a la cabeza.
En definitiva, queridos lectores cafeinómanos, se impone presionar a la Administración para que la práctica usanza a la que nos hemos venido refiriendo, sea objeto del oportuno reconocimiento y protección (similar a la Monarquía o la Catedral de Burgos), yendo su regulación más allá de la imposición de un grosero límite temporal para su disfrute y…¡las once! perdonen que les dejemos, pero es la hora de tomarse un torrefacto cargadito en la Posada de la Fruta.
NATALICIOS.- Nuestra más cordial enhorabuena a Alfonsito, probo funcionario salmantino destinado en el Juzgado nº 3 de los de esta capital, que recientemente ha sido padre de un tierno querubín, al que se le impondrá el nombre de Víctor, Felicitación que, por supuesto, hacemos extensible a su Sra. esposa.
Aprovechamos estas líneas para emplazar al novel papá para que nos aclare un punto del e-mail que remitió a su compinche Sr. Petit y que ha causado una cierta polémica. En concreto, la controversia se refiere a sendas magnitudes que el progenitor menciona con evidente orgullo en su misiva: La expresada en kilogramos no parece ofrecer ninguna duda. Sin embargo, y este es el punto que genera confusión, la enunciada en centímetros… ¿se refiere al bebé en su conjunto o a una parte muy específica de su anatomía?
¡¡Qué bonito es el amor…!!
5 Comentar:
¿Dónde quedamos los adictos a la caña y el pincho de tortilla? La discriminación se extiende por doquier
Café también tomo, pero soy de los de carajillo de toda la vida.aji
¿la dieta del melotocón? Quisiera que explicárais en que consiste. No creo que sea igual que la del cucurucho de todos conocida.
Ante todo gracias compañero por tu felicitación.
Por lo que respecta a la duda planteada, todos sabemos lo preocupado que se encuentra el Sr. Petit respecto al tamaño de su cerebro, pues bien, que no se preocupe que mi lindo querubín aún dista "bastante" de alcanzarle pero quien sabe, que no se descuide.Su saludo a todos y de nuevo gracias compañero
Excelente artículo, dotado de sana erudición. Demuestra que el Funcionario es, en esencia, un filósofo de la vida y del papel, y que el café es alimento del espíritu.
Un saludo.
Os enlazo en mi blog porque lo contrario sería imperdonable.
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