De este modo, se pone fin a toda un episodio que ha pasado por diferentes situaciones, ya que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu primero ordenó la prisión provisional de los piratas y su traslado a España, pero, posteriormente rectificó, y dictó su libertad.
El Gobierno solicitó a la Abogacía del Estado que se personase para recurrir al auto que ordenaba la puesta en libertad y pidió a la Fiscalía que lo hiciese. La Abogacía solicitó entonces su personación como acusación en la causa, así como que los detenidos fueran entregados a Kenia para que sean juzgados en el país africano.
Finalmente, el pasado lunes Andreu dictó una providencia en la que aclaraba al Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) que el auto en el que decretó la libertad de los corsarios no impedía su traslado al país africano.
Crónica urgente de nuestro corresponsal en África Oriental.
El bar en el que me he citado con un miembro de la tripulación del "Marqués de la Ensenada" se llama Tarzán Matatu (Casa Manolo, en Swahili) y esta situado en la caótica e inmensa zona portuaria de Mombasa. Mientras espero, disfruto de un bistec de búfalo macerado acompañado de una cerveza local, llamada Senator en honor del (ahora) presidente Obama, cuyos ancestros al parecer son de un barrio de por aquí. Hace un calor pegajoso y unas moscardas del tamaño y voracidad similar a los de un buitre no paran de dar vueltas sobre mi cabeza. Por otra parte, estoy en Kenya pero quitando el detalle de que todos los tíos que hay a mi alrededor son negros, el local es igualito a un bar de carretera que hay justo antes de llegar a Albacete.
Finalmente veo entrar a un tío chaparro vestido de blanco, el cual tras mirar a su alrededor, se dirige con decisión hacía la mesa donde me encuentro . Tras las presentaciones de rigor y pedirse un copazo, damos comienzo a la entrevista.
Sargento Palomeque ¿nos podría contar brevemente como fue la captura de los corsarios? ¿al alba con fuerte viento de levante? ¿quizás al atardecer y soplando una leve brisa meona?
Pues verá Vd, parece ser que el marinero
Franklin José, un tío pequeñajo de Cochabamba pero con un par de cojones como melones de Villaconejos y al que llaman
el Chuck Norris, se encontraba en la cubierta de proa haciendo la colada de su ropa interior cuando vio una chalupa con 12 ó 13 tíos apelotonados dentro que le llamó la atención. Tenga Vd. en cuenta que por aquí todo el mundo anda en barco de un lado para otro, así que no resulta nada fácil discernir quien es un pirata o un pescador de atunes.
¿Qué detalles fueron los que les delataron?
Como le iba diciendo el marinero Francklin les observó a través de los prismáticos y le dijo al Teniente de Guardia que uno de los fulanos de la embarcación era tuerto y llevaba un parche en el ojo, otro tenía una pata de palo y un tercero se tapaba la cabezota con un pañuelo de lunares además de llevar un loro en el hombro... ¡ah! y todos llevaban un sable entre los diente. Así que se formó zafarrancho de combate: antes de que se dieran cuenta les habíamos metido el antiaéreo de 30 mm delante de las narices y se cagaron patas abajo.
Dicho así parece fácil.
¿Fácil? oiga amigo, Vds. los civiles ven en la tele a unos negros escuchimizados con cara de muertos de hambre y camisetas del Barsa y se creen que son unas hippies, pero a estos tíos asilvestrados les importa una mierda todo y llevaban artillería suficiente para hundir el Titanic.
Bueno, y entonces empezaron los problemas jurídico-legales.
Efectivamente, el juez y el fiscal empezaron a darse patadas... en nuestros culos. Y el capitán jurando en arameo y elucubrando con la idea de encargarle a un primo que tiene al mando de un destructor, que surcara el Manzanares aguas arriba y dejara la Audiencia Nacional hecha un solar
¿No recibieron ninguna indicación por parte del Ministerio de Defensa?
El capitán nos contó que había recibido un SMS de la Ministra diciéndole que estaba a la espera de que la Cadena Ser o La Cuatro le hicieran un hueco para dar una rueda de prensa. Según me ha contado un cuñado oficinista que tengo en el Ministerio, lo que ocurría también era que la Señora Chacón estaba empeñada en ofrecer el comunicado en la cubierta de un portaaviones y rodeada de generales y almirantes. El problema es que los actuales uniformes son muy sosos y no dan bien en la televisión, así que estaban pendientes de que Zerolo diseñara unos nuevos. La idea es que se parezcan a los de las guerras napoleónicas, ya sabe, con muchos colorines, charreteras doradas, penachos de plumas y cosas así.
Háblenos ahora de las relaciones humanas establecidas entre tripulación y piratosos.
No quiero engañarle; faltó un pelo para que se produjera un
motín. El primer problema fue el de la comida. Resulta que el cocinero se negó a preparar menús distintos para los negros y como estos no pueden comer
haluffo, ¡hala! fuera el chorizo y la morcilla de las lentejas. Luego los tíos, aprovechándose de nuestro desconocimiento de las costumbres locales, empezaron a tomarnos el pelo. Uno decía que practicaba un
islamismo rigorista que sólo le permite comer langostinos, otro decía que el
Corán que se usa en su pueblo tiene una disposición adicional que exceptúa el jamón serrano de la prohibición cerduna y le obliga a tomarlo cinco veces al día... y así todos. Luego, como según el Sr. Juez estaban en libertad, no se les podía obligar a nada. Así que se pasaban el día tumbados en las hamacas de la cubierta de estribor, como un montón de jubilados del I
nserso en un crucero, a la sombrita y tomando cerveza bien fresquita; soltando risitas, haciendo comentarios sarcàsticos y lanzando las cabezas chupadas de los langostinos mientras la marinería sudaba la gota gorda fregando y sacando brillo a...
¡Oiga!, un momento... ¿bebiendo cervezas? ¿El Islam no prohibe tomar alcohol?
Pues será el de la mierda de cerveza keniata que se está Vd. tomando... la Mahou se la tragaban como sí fuera agua. Como le iba diciendo la cosa se fue calentando hasta el día en que la radiotelegrafista Carmela y la subteniente Cañete (que, dicho sea con todos los respetos, no son Elsa Pataki precisamente) se pusieron a practicar sus habituales ejercicios físicos. Le aseguro que no se trataba de aerobic, ni danza del vientre, ni nada de eso, sino de levantar pesas, con dos cojones, y que ambas llevaban unos chandals de lo mas púdicos. Pero, claro, estos tíos la única carne que han visto en su vida son trozos de cordero en un plato acompañados de cuscus. Tendría que Vd. que verlos pegar brincos y aullar como coyotes a la luz de la luna. Tuvimos que recurrir a los gases lacrimógenos y las mangueras de agua a presión para hacerles volver a un estado semiracional. Se habló de pasarlos por la quilla.
No, aunque he oído decir que tiene un enorme talento.
¿Talento?... pues tendría Vd. que ver a esos negros. A su lado, el Vidal ese... ¡un eunuco!
Interrumpimos en este momento la entrevista. Parece que el búfalo no estaba suficientemente macerado y ha vuelto a la vida en el interior de mis tripas. Corro raudo al fondo del local, a la derecha.
Mombasa, 17 de mayo de 2009