
Me había prometido a mí mismo no volver a hojear el suplemento asalmonado del periódico dominical, pero una serie de aciagas circunstancias me hicieron reincidir en tal nefando pecado.
Como todas las tardes, me disponía a tomarme un reconfortante cafetito cuando sorpresivamente mí mujer me ofreció el fruto de una de sus últimas incursiones en el apasionante mundo de la repostería creativa. Así que allí estaba yo, sentado frente a la mesa de la cocina intentando deglutir aquel teórico bizcocho de aspecto arcilloso. Y a tal fin, decidí que la única manera posible era insensibilizar cuerpo y mente alcanzando algún tipo de éxtasis místico, quizás mediante la monótona repetición de algún texto en forma de mantra o salmodia. Quiso la fatalidad que la única posibilidad de lectura a mí alcance fuera el suplemento económico, estratégicamente ubicado sobre un taburete y listo para ser utilizado en las más diversas tareas domésticas.

Resulta que los Ministros, Secretarios de Estado y otras criaturas (lo ignoro, pero apostaría mis trienieos a que los Consejeros, consejerillos y consejeretes autonómicos gozan de prebendas similares), tienen un blindaje que les permite seguir cobrando durante dos años el 80 % de su salario, que además es compatible con otras remuneraciones (aunque sea también pública, cosa prohibida al resto de los mortales). Esto supone 5.400 boniatos al zurrón en concepto de ex-ministro. Pero en el caso que nos ocupa, nuestro protagonista es además Diputado, así que hay que sumarle las retribuciones correspondientes: 3.600 pomelos de asignación constitucional, más 2.100 mandarinas para gastos de manutención y alojamiento en la capital (estas últimas, exceptuadas de tributación).

Así que me hago unas preguntas ingenuas: los que están en este caso ¿cobran tales gastos de alojamiento y manutención? ¿y todos los meses? ¿la actividad parlamentaria no se limita a 8 o 9 meses? Si la respuesta es afirmativa ¿no supone todo esto una fraude de ley como la copa de un pino o una auténtica merienda de negros?
Sin dejar de mascullar en voz baja y mientras manejo la fregona con habilidad, me da por pensar que ahora no va a tener ningún problema en viajar a escabechinar rinocerontes en el Gorongoro u osos (borrachos o no) en los Urales.
1 Comentar:
Tienes toda la razón, se trata de un fraude de Ley con amparo en la complacencia de los partidos políticos que en estas cuestiones, como cada uno cuenta en sus filas con afectados, opta por el café para todos, por no mirar debajo de la alfombra, y por tomar el pelo a los ciudadanos. Si el parlamento toma esa decisión...¿quién vigila al vigilante?
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