lunes, 2 de febrero de 2009

UNA ANÁLISIS ECONÓMICO: ¡TRAED MADERA!... ¡MÁS MADERA!

Aún me tiemblan las piernas... pero será mejor que empiece por el principio. Verán, soy de aquellos que al volver a casa las mañanas de domingo, separan cuidadosamente los distintos suplementos de los periódicos, los cuales son rápidamente acaparados por los distintos miembros de la familia según sus preferencias. Pero hay una excepción: los suplementos color salmón; estos son reservados ipso facto para una serie de cometidos muy concretos, tales como cubrir el suelo de la jaula del canario, forrar el fondo del cubo de la basura o recoger la mierda del perro. Sin embargo, esta mañana una extraña fuerza sobrenatural me ha llevado a leerlo y, siguiendo otras de mis costumbres, he empezado por el final.

¿Qué pandilla de fascistas casposos andan diciendo por ahí que en el país de la Champion League el paro es un problema? A juzgar por las ofertas de empleo, el que está parado es porque le da la gana o simplemente que tiene ganas de joderle las estadísticas al Gobierno. ¡Y vaya empleos! señores. Controller Senior, Product Manager, Sommelier Boutique Gourmet... y ganando 50.000 euracos para arriba. ¿A que esperan todos para mandar sus currículums?

Pero ahí se acabaron las alegrías. Dejando atrás las páginas de índices bursátiles, que para qué vamos a engañarnos, lo mismo me daría que estuvieran escritos en tibetano (o en chino, en el caso de ZP y Solbes) me zambullí en el proceloso mundo de la macroeconomía. Déficit, solvencia crediticia, agujeros del PIB, gurús, bonus, rentabilidades, ERES... y millones ¡qué digo millones!, cientos de millo... miles de millones, pero no de garbanzos, sino de euracos rodando por todos lados y cayendo en su mayor parte por un insondable retrete cósmico. ¡Dios mío! Aquello era peor que leerse el Apocalipsis en una noche de tormenta. Lo que empezó como un ligero erizamiento de los pelillos del cogote, dio paso a un incontrolable parpadeo de mi ojo izquierdo, seguido de calambres en el epigastrio y un intenso desasosiego espiritual.

Y aunque en casa me intentan tranquilizar recordándome mí condición funcionarial, no desaparece del todo la rigidez de la nuca y, en el colmo de la insensatez, me siento frente al televisor sintonizando Inter Economía, Veo y otras similares, al tiempo que escucho la COPE. Pánico total. ¿Será cierto que el Estado ya está tieso y sólo le queda echar mano del cerdito?

Estoy exhausto y, como una pesadilla, una escena de la película "Los Hermanos Marx en el Oeste" se repite una y otra vez en mi atormentado cerebro. En ella aparece Groucho al mando de una locomotora y, habiendo agotado el carbón, grita como un energúmeno "¡traed madera!... ¡más madera!... ¡es la guerra!... ¡más madera!", mientras Harpo y Chico se dedican a convertir en leña todo lo que encuentran. Primero echan mano del equipaje, para seguir luego desguazando los propios vagones. En mí delirio, Groucho no tiene bigote sino cejas circunflejas y una sonrisa cretina; Chico se parece a un mustio Abuelo Cebolleta y Harpo en vez de ser mudo se pasa todo el tiempo hablando de bombillas. ¡Ah! Y unos tíos que se parecen a Rajoy y Gallardón se caen por un puente.
¿Encuentran Vds. algún sentido a esta fantasía onírica? Espero ansioso sus sugerencias.

2 Comentar:

El funcionario dijo...

Al menos con los geniales hermanos nos reímos pero el patio no está para risas...y poco me consuela saber que soy funcionario. Mejor que sigas usando los suplementos para tan útiles menesteres.

Anónimo dijo...

La placa base, ésa es la clave, la placa base. Si te quedas sin placa base tu ordenador se apagará practicamente después de encenderlo.
Llama al CAU que inmediatamente se pondrán en contacto con le empresa ésa que no la tendrá y se la pedirá a la Subdirección de tampoco la tenemos ahora pero se pedirá.
Después de mi compi me ha tocado a mí, sospecho que es el macro proceso de informatización de los juzgados.
Y qué manía con tener el dni en vigor, en este caso para el LEXNET; espero que sirva el carnet de conducir.


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