Hombres, mujeres y niños,
mendigos y caballeros,
paisanos y militares,
carcamales y mancebos.
El que ya no peina canas
porque se quedó sin pelo,
y el que el tupé se compone
con bandolina y ungüento...
Pasen y presten oido al parche
a lo que en Zapaluchistán
aconteció....
Aquí vemos al preboste Zapaterón,
mustio y con cara de acelga,
pues sus heraldos anunciaron
con fanfarrias y trompetas
el advenimiento del nuevo
economato sustentaculado.
¿Y que hizo el vulgo?...
Tirose un pedo.
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¿Y quien es por ventura la dama que le consuela?
¡Es la marquesa de Sinde!, que le dice con candor
“Mire vuestra merced, lo que tiene que hacer
es sacar la ceja a pasear por burgos, aldeas y villorrios.
Afloje la bolsa y comisiónese trovadores, saltimbanquis,
domadores, pisaverdes, funambulistas, cantamañanas,
bufones, pregoneros y tañedores de zambombas.
Que loen la vuesa sostenibilidad y la su tersura de cutis"
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Y en esta bonita estampa
podemos contemplar al reanimado Zangarriano
buscando en el suyo braguero
algunas piezas de a ocho o puede que algún doblón
para financiar la operación borrego.
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"¡Albricias, ya lo sé!"
exclama en esta vibrante escena
"... A los que no suelten la mosca,
córteseles los webs"
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Un brote de rebelión:
primero fue el canonazo
y ahora la adicional disposición.
¿Y que nos dice aquí Zampabollos?
"Yo no he sido. Fue la marquesa… esa”
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“Yo andaba en mis cosas,
poniendo una vela a Dios y otra al Diablo”
Y aquí se acaba el romance
que en el pliego escrito está.
¡y es gratis para quien
se lo quiera llevar!
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