Si Vd., querido funcionario, es de los que disfruta como un enajenado pilotando la trituradora de papel, se extirpa los pelillos del entrecejo cada vez que se vuelve a encontrar sobre su escritorio ese expediente lombricero que creía haber archivado definitivamente o suele gritar, para escándalo de sus compañeras femeninas, que el procedimiento que ha tramitado fulanito está despachado con el epicentro de las nalgas... ¡está Vd. de enhorabuena! porque sus más íntimos deseos pueden ser realidad. Y todo ello gracias a la última maravilla de la tecnología oficinesca japonesa: La Cabra Blanca (White goat). Si hace unas décadas los ingenieros nipones asombraron al mundo con el inodoro dotado de un estratégico chorrito e hilo musical, ahora lo han dejado sencillamente estupefacto.
Introduce Vd. 40 hojas de papel A4 inservibles con sus pifias o las bobadas que envían por fax los sindicatos por una ranura ad hoc del engendró mecánico y ñiiiic... boinggg... plinck.... kapow... ¡¡sale un rollo de papel higiénico por el otro extremo!! Desde que en el siglo V a.C. a un alfarero de la mítica ciudad de Tartessos llamado Carambolo (o Colitis según otras fuentes) se le ocurrió añadirle a una vasija un asa y un pitorro, dando lugar al botijo panzudo, no habíamos asistido a un avance científico de tal calibre.
Desde estas páginas emplazamos a todos aquellos que se encargan de realizar los pedidos de material de oficina a las Gerencias o Consejerías correspondientes, que entre la relación de bolígrafos, ambientadores, carpetas, sacapuntas con manivela, masajeadoras de pies y demás artículos de primera necesidad, introduzcan camuflada la petición de una Cabra Blanca. Aunque el chisme pesa 500 kilos y cuesta unos 80.000 euros pensamos que merece la pena intentar hacerla pasar, por ejemplo, por una grapadora sofisticada.
¡Imagínense el cacho de selva amazónica que podemos salvar de la deforestación! y, sobre todo, cómo mejorará la productividad del personal si cada vez que se te agarra el estrés o los nervios a las tripas le puedes dar un uso apropiado, previo tratamiento caprino, a esas alegaciones hechas con mala baba por un leguleyo chinche o esa minuta de S.Sª que parece garabateada bajo la influencia de un potente narcótico. Ya nos parece ver una interminable fila de funcionarios silbando y con una sonrisa de oreja a oreja volviendo del W.C. e intercambiando sesudos comentarios doctrinales del tipo "pues este tribunal del jurado me ha quedado muy suave"... "Palomeque, ya te dije que aunque le tuvieras muchas ganas a ese expediente de dominio era aconsejable quitarle antes las grapas"...
Ni escáners, ni fotocopiadoras, ni ordenadores, ni botijos ... ¡una Cabra Blanca en cada Juzgado ya!
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