Aprovechando que a raíz del informe del académico de la RAE Ignacio Bosque vuelve a la palestra el diálogo de besugos sobre el uso del lenguaje sexista, nos parece apropiado compartir con Vds. esta entrañable misiva que se recibió hace ya unos cuantos años en un Registro Civil (del que discretamente omitiremos la localidad) y que transcribimos literalmente:
"Sr. Juez:
El motivo por el cuál me dirijo a Su Señora [sic], a consecuencia de qué necesitaba una partida de nacimiento, y en la cuál me indigna al leer de que dice en la profesión de mi queridisima madre ya fallecida que es Su Sexo y resulta que hay más en el registro civil que pone igual (año 1953)
Por lo tanto solicito que por favor cambie esa indigna definición.
Le adjunto a ésta carta una fotocopia de dicha partida de nacimiento.
Muchas gracias por atender dicha petición, atentamente...."
Veamos la certificación de nacimiento:
Obviamente, y en defensa de nuestro ancestro funcionarial, supondremos que su intención era indicar "las labores propias de su sexo", expresión que en el año 1953 no escandalizaba a nadie (y sí la exhibición de unos muslos o no llevar enaguas). Y si hay algún culpable de la incorrección, colguemos de los pulgares al fulano que diseñó la plantilla de los libros y reservó muy poco espacio para reseñar la profesión. Además, en aquellos tiempos de cartilla de racionamiento y boleros las señoras parían (con perdón) recalcitrantemente y el buen señor se pasaría todo el santo día formalizando partidas de nacimiento. Así que no es de extrañar que intentará abreviar la cosa.
De todos modos, si el progenitor hubiera sido otorrinolaringólogo, tampoco cabría. En consecuencia el primigenio burócrata hubiera consignado de profesión oto (como un amigo alemán que tenemos) u otorrino (como el bicho ese de las antípodas que da de mamar a sus crías, pero pone huevos). Hablando de huevos... ¿y en el caso de inscribirse el retoño de de un sexador de pollos? pues de profesión... su pollo ¿no?
De todos modos, si el progenitor hubiera sido otorrinolaringólogo, tampoco cabría. En consecuencia el primigenio burócrata hubiera consignado de profesión oto (como un amigo alemán que tenemos) u otorrino (como el bicho ese de las antípodas que da de mamar a sus crías, pero pone huevos). Hablando de huevos... ¿y en el caso de inscribirse el retoño de de un sexador de pollos? pues de profesión... su pollo ¿no?
3 Comentar:
Estamos sufriendo uno de los peores atentados contra los servicios publicos, y usted publicando estas tonterias. Mejor eche el cierre.
Viva La Rioja!!!!!!!!!
ni una palabra sobre la huelga. no va con vosotros los funcionarios? a lo mejor no teneis el trabajo tan seguro como pensais. esquiroles.
¿gallardón abucheado en burgos?
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