miércoles, 24 de septiembre de 2008

EL EMBARGO


En esta Gaceta estamos empeñados en demostrar a la sociedad que los Funcionarios de Justicia son unos seres sensibles, con inquietudes culturales y llenos de vitalidad. No un montón de pelotillas, vagos, acomodaticios y mostrencos, que se escabullen detrás de los archivadores a zamparse un bocata de sardinas en escabeche; siempre buscando fórmulas para vivir de la cosa pública sin, nunca mejor dicho, poner un sello.

Aunque hemos de admitir que conocemos alguna criatura funcionarial que al agitarla, caen bellotas o sujetos como el Sr. Petit, al que queremos, pero cuyas sinapsis neuronales hace tiempo que solo reaccionan al estímulo de la palabra sexo o ante la presencia de una buena pechuga.

Así que hemos decidido dedicar el presente número al noble arte de la poesía. Pero ya que pertenecemos al ámbito judicial, hemos encontrado un poema muy apropiado. Su título: “El embargo”.

Su autor es José Mª Gabriel y Galán (1870-1905) y quizás le suene a más de uno de nuestros cultivados lectores, ya que en la provincia de Cáceres hay un pantano así de gordo que lleva su nombre, o por estos versos

No hay bajo el cielo divino
del campo salamanquino,
moza como Ana María,
ni más alegre alquería
que Carrascal del Camino.



Este buen señor era maestro de escuela, es decir funcionario, y alcanzó el sueño de cualquier empleado público: pegó un pelotazo casándose con una señorita de buena familia y mandó al infierno el magisterio. La dama en cuestión se llamaba Desideria. No nos negarán que es un nombre muy apropiado para la enamorada de un poeta.

Liberado de las cadenas funcionariales (la vida de un maestro rural de la época ya sabemos que no era Jauja) se largó a vivir a la localidad Cacereña de Guijo de Granadilla, concretamente en una enorme finca de esas que había (y hay) en Extremadura, propiedad de la familia de su esposa. Por cierto ¿nuestro querido Ministro no suele ir a matar bichos por esa zona?

Pues bien, a nuestro poeta (Gabriel y Galán, no el Ministro) parece que le gustó tanto la vida campestre que escribió empleando la lengua vernácula de la zona (el Castúo). una serie de poemas, reunidos bajo el nombre de “Extremeñas”. Dentro de estas encontramos la que aludíamos al comienzo y que, a pesar de su nombre, es un poema de amor.

EL EMBARGO (1902)

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos.
No le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!
Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está jediendo.
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro...
¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro...
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de esos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una noche muerto!...
Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo.
Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo...
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!...

miércoles, 17 de septiembre de 2008

ANECDOTARIO


Transcribimos a continuación unas anécdotas recogidas por el escritor y periodista Luis Carandell en su delicioso libro CELTIBERIA SHOW (Maeva Ediciones – 1970) y su secuela CELTIBERIA SHOW BIS, muy recomendables para conocer de forma amena como era aquella España en la que convivían (o mejor dicho, chocaban como dos locomotoras) el bikini y el refajo.
En la revista Triunfo (complemento indispensable junto con la trenka, la barba y los libros de Marcuse, de cualquier progre de la època) tenía una sección con el mismo nombre y es posible consultar dicha publicación en http://www.triunfodigital.com/ ya que ha sido digitalizada. Perderse entre sus páginas ayuda a entender mucho de la España de aquellos años.


EN EL REGISTRO CIVIL

Atendía un funcionario en la ventanilla de un Registro Civil de Madrid cuando se presentó un hombre muy pálido, de aspecto triste, quien, con ese temor respetuoso que impone la administración pública, le dijo al funcionario: “Perdone, es que quería inscribir a un niño.” El funcionario con gesto rutinario, cogió una hoja de inscripción y preguntó disponiéndose a escribir “¿Nombre del Padre?” “¡Ah, perdón –contestó el súbdito santiguándose-; en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.”

LENTITUD BUROCRÁTICA

Desde el “¡Vuelva usted Mañana!” de Larra ha sido proverbial la fama de lentitud de la Administración Española. Sin embargo, la anécdota sobre el Fernando el Católico, tomada a su vez de la obra clásica “Floresta española de Apogtemas” de Melchor de Santa Cruz, nos lleva a pensar a que la cosa viene de antiguo.

Un soldado llegó a donde estaba el Rey Católico a pedirle una merced de cosa que no era razón otorgársela. El Rey le respondió: “No se puede hacer.” El soldado le besó las manos, mostrando por palabras agradecérselo. Preguntado por los que allí estaban, pues le negaba lo que pedía, por qué le besaba las manos agradeciéndoselo, respondió el soldado: “Porque me despachó presto”.

domingo, 14 de septiembre de 2008

¡A LA HOGUERA CON ÉL!

Relación en la que se participa al muy Serenísimo Señor Ministro de Justicia de lo acontecido a escribanos de las Cortes de Justicia de la muy noble ciudad de Ávila de los Caballeros.

Pues sepa vuestra merced que en la jornada de hoy, encontrándome en compañía del bachiller Sr. Petit en una venta de aquesta villa y de nombre “El Jamonazo”, sorprendiome que los numerosos paisanos presentes en la susodicha, no mantenían, como es habitual en tales establecimientos, acaloradas controversias sobre justas futboleras, damas linajudas de licenciosas costumbres y asuntos de parecido jaez. Sin encomendarse a Dios o al Diablo, aquellos villanos desgranaban con singular presteza novedosas y extravagantes teorías sobre ejecutorias, Códigos Penales, reglamentos disciplinarios y detalladas formas de desmembrar a un Magistrado hispalense, de nombre Tirado al parecer.
Le comenté al caballero Petit que, ignorando la dedicación o no del meritado Magistrado a los asuntos de su despacho, pareciome que igual de dolosa debía ser la actuación de los cortesanos electos que nos gobiernan, que por su inoperancia y dejadez, propiciaban el caos y la saturación de los negociados de Justicia, pero que con proverbial habilidad para escurrir el bulto no merecían como es debido la reprobación de los gañanes. Diome la razón mi contertulio, añadiendo que a rebufo de los últimos acontecimientos no tardarían aquellos en dictar improvisadamente gran variedad de normas, leyes y fueros, sacándose de la chistera registros, órganos y comisiones. A nadie le importará que todo quede en papel mojado o que los negociados así paridos nunca funcionen como es debido por falta de interés, caudales o personal, pero habrán mantenido sus orondas nalgas alejadas de los azotes del populacho.

Enfrascados en nuestras graves divagaciones, no nos percatamos que habíamos sido oídos por algunos de los presentes y que, por otra parte, habíamos sido reconocidos como miembros del gremio justiciero. Siendo su Ilustrísima un experto en el arte cinegético, entenderá cuando le digo que me sentí como el tierno conejito que se cruza en el camino del cazador que, frustrado por no haber podido abatir un muflón, ciervo, gamo o cerduno jabalí, decide presto despachar al primer diminuto bicho que se le ponga por delante. Así aquella masa tumultuosa decidió que, a falta de un juez Tirado al que colgar de los pulgares o hereje luterano que quemar en la hoguera, bien podían desahogarse con aquel par de amanuenses.

Con furia sarracena y al inmortal grito de ¡VAMOS A ENDIÑARLES!, que otrora hicieran famoso los tercios del Gran Capitán en sus campañas Italianas, arremetieron contra el que suscribe, al tiempo que hacían una semblanza, no recuerdo sí en términos laudatorios, de los difuntos ancestros de la Magistratura en general y los de Vuecencia en particular, a quien Dios Guarde muchos años. De poco valieron mis flacas excusas de ser un simple grumete en la nao justiciera.

Y hablo bien en singular, porque a la fama de maese Petit como el más raudo escribiente o más audaz requebrador de mozas y doncellas de aquesta Chancillería , se ha de añadir a partir de hoy a sus blasones la célere habilidad en poner pies en polvorosa. Que digo yo que, siendo dos los pellejos prestos a recibir estopa y, si las artes matemáticas no mienten, me hubieran tocado sólo la mitad de las bofetadas, morrazos, pescozones, puntapiés y mojicones que allí se repartieron en profusión.

Y heme aquí postrado en mi lecho, con gran quebranto de huesos, el pellejo amoratado y mí apéndice nasal del tamaño de tubérculo americano, que le doy cuenta de los susodichos sucesos por si su Ilustrísima considera que es de menester proveer alguna diligencia.

En la Villa de Ávila, en el día del Señor de 14 de septiembre y año de 2008.
EL FUNCIONARIO CONTUSO.

sábado, 13 de septiembre de 2008

PRESENTACIÓN OFICIAL DE LOS NUEVOS FICHAJES DEL CGPJ

Sin poner en duda la calidad técnica y las habilidades para el regate en corto de los nuevos jugadores, la prensa deportiva especializada ha destacado una característica común a todos ellos: La de seguir disciplinadamente las rígidas normas impuestas por sus respectivos entrenadores en sus esquemas de juego.

martes, 2 de septiembre de 2008

VACACIONERO: EL REGRESO


Al igual que la caída de las hojas nos indican que se acerca el otoño, dos acontecimientos señalan el final de las vacaciones veraniegas: Los Kioscos de prensa se llenan de coleccionables y todos los periódicos, televisiones, etc. dedican un reportaje sobre el, ¡tachán!... Síndrome Postvacacional. Y nosotros nos hacemos una pregunta ¿afecta este problema a un gran número de funcioneros judiciales? Y sí es así ¿esta Gaceta no está obligada por su código deontológico a intentar ayudar a todas esas criaturas potencialmente majaretas?

Por supuesto que sí y para ello hemos echado un vistazo a un gran número de artículos sobre el tema, y aunque no hemos encontrado ninguno que hable específicamente del personal de la Administración Pública, extrapolando los datos, podríamos decir que el número de afectados entre los funcioneros judiciales puede ser del orden del 35%, aunque un estudio patrocinado por la Asociación de Cerveceros de España (no es coña) lo eleva al 50%. Sin embargo, en el estudio de campo que hemos realizado esta misma mañana, hemos podido observar en la mayoría de esos rostros con bronceado ideal, que las sonrisas acaban en un rictus y sombras oscuras tras sus miradas ausentes Lo que nos hace temer que la pandemia puede ser generalizada.
Al igual que los borrachuzos y los drogotas, lo primero que tiene que hacer el postvacacionero funcionarial es reconocer que tiene el bicho, pero ¿cuáles son sus síntomas? Los veremos a continuación.

Desde un punto de vista físico se presenta un cuadro consistente en sudoración, cansancio, falta de apetito, problemas estomacales, somnolencia, insomnio, náuseas, taquicardia, dolores musculares… ¡Hum!, aunque esto también podría significar que hemos agarrado un gripazo de caballo percherón o que anoche cenamos almejas en mal estado. Así que no queda más remedio que poner esta sintomatología en relación con sus manifestaciones de orden psicológico.

¿Y cuáles son éstas?, pues irritabilidad, ansiedad, tristeza, sensación de vacío, indiferencia, nerviosismo, falta de concentración, pasotismo. De forma aislada esto nos puede hacer pensar que conocemos a más de un funcionero o profesional con el síndrome postvacacional crónico, pero, no nos engañemos, eso ni es síndrome ni gaitas. Suele ser lo que en psicología forense se denomina vagancia o mala leche.
Hemos de aclarar que existe otra patología laboral que suele estar relacionada con el síndrome que nos ocupa y es el conocido como Síndrome de Burn Out (quemados), el cual consiste en problemas de agotamiento o desencanto con el trabajo que se realiza. ¡Cáspita!, seguro que su incidencia en la Administración de Justicia debe rondar el 99%.

Insistimos, ¿presenta Vd, querido lector, los síntomas físicos y psíquicos que anteriormente hemos descrito de forma conjunta? Si la respuesta es afirmativa, mucho nos tememos que el síndrome le llega hasta las cejas, pero no se preocupe, aquí le daremos la fórmula para volver a ser el funcionero retozón que solía ser.


¿Qué soluciones proponen los expertos?, pues cosas tales como planificar la vuelta unas días antes de terminar las vacaciones, teorías de relajación, concederse un capricho, cambiar de look, apuntarse a un gimnasio y chorradas por el estilo. ¿Concederse un capricho?... ¡pero si tras las vacaciones estamos todos tiesos! ¡y con esta crisis además! En cuanto al look ¿mechas? ¿permanente? ¿me opero la nariz? ¿implante de pelo? Respecto a lo del gimnasio ¿gastarme un pastón en la inscripción y las cuotas para luego pasarme el día buscando excusas para no ir? Lo dicho, bobadas.




Aquí pensamos que es mejor dejarse de zarandajas y que al toro hay que agarrarlo por los cuernos y, por lo tanto, proponemos un tratamiento de choque. Así que, querido/a enfermo/a, lo que tiene Vd. que hacer es ponerse delante del espejo del baño de su casa y mirando fijamente a su imagen reflejada hacer lo siguiente: Pregúntese en voz alta por los años que le quedan para jubilarse ¿veinte? ¿treinta y cinco? ¿cuarenta? Seguidamente caiga en la cuenta de que, si la Diosa Fortuna no le sonríe con una primitiva de 6 cifras por lo menos, se va a dedicar a trabajar en esto de la Administración de Justicia durante todos esos años, así que no le queda más remedio que intentar disfrutar de su trabajo (sí, disfrutar, aunque suene a herejía) y pasarlo lo mejor posible, que seguro que tiene un montón de compañeros estupendos.

Le aseguramos una curación total… o tienen que venir los bomberos a tirar abajo la puerta de su cuarto de baño y sacarle a rastras.

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